sábado, 29 de enero de 2011

nacionalizar la juventud, rejuvenecer la patria

Quiero saber si se imaginan, si proyectan el mismo país que yo. Estoy satisfecho y feliz cuando puedo visualizar bien el destino de la Gran Nación.
La plenitud de nuestras soberanía alimentaria, energética, ambiental, productiva. Un país integrado, punta de la tecnología y la ciencia en pos de lo social y lo ecológicamente sustentable. Un territorio fértil, con diversidad, heterogeneidad cultural en permanente interacción democrática, cooperativa y participativa. Estado y sociedad, sociedad y Estado.

País federal, donde el hacinamiento del conurbano bonaerense es reemplazado por el esparcimiento y el mejor aprovechamiento productivo de nuestro territorio. La capital se muda del Río de la Plata al interior, se muda o se multiplica.

El poder Judicial se reviste de transparencia, agilidad y democracia. Saneamiento y reforma integral del sistema policial bonaerense y de toda la Nación y sus jurisdicciones. Investigación por parte de la Justicia y de los vecinos de comisarios y oficiales. Nuevo rol de la policía en la prevención de la seguridad y la dignidad humana. Delegados vecinales con comunicación directa a las comisarías y asistencia mutua. Se democratiza y participa el poder político, se transforma en comunitario.

La economía planificada y social es pujante, y nacional. Se industrializa el país en el origen de la cadena productiva. Se recupera la pesca, el petroleo, el agua. Argentina se ilumina y su luz da cobija a todos los pueblos de Latinoamérica y el mundo, bajo el principio de la solidaridad y el esfuerzo conjunto. Predomina el vivir bien común, por encima del vivir mejor, a costa de otros.
Un pueblo feliz, donde se renueva la alegría y la esperanza, y donde todos tienen un trabajo con dignidad y felicidad: valores renovados donde mueren el esceptisismo y la sensación de fracaso. Igualdad de derechos y obligaciones, cada mujer y cada hombre crean y genera mancomunadamente.
Los millones y millones de litros de agua que se escapan al oceano son canalizados en los ríos, para vías de comunicación e irrigación de las zonas desérticas, con altísimo respeto por la conservación de la vida. Así, de la patagonia al paraíso.

Gran reconciliación anímica y cultural, nacional y latinoamericana. Se olvidan los rencores, y la purificación espiritual del pueblo será la gratitud pujante de todos los días. Marcharemos hombro a hombro, ladrillo a ladrillo, del país a la Gran Nación.

Esto es solo la punta de un ovillo de entusiasmos y esperanzas.


Si tiramos más de la madeja FEBO ASOMA,



¡Viva la Patria!

2 comentarios:

Anónimo dijo...

hernán , la verdad me gusta mucho todo esto. Todo lo que escribís, llega hasta donde tiene que llegar y me deja pensando.
gracias y te veo prontito
pitu

locucho dijo...

Lo mismo digo, compañero, siga escribiendo, por favor. Si se nos acaba la tinta, de ser necesario escribiremos con nuestra propia sangre. Viva la Patria, viva la Argentina justa, libre y soberana.