miércoles, 28 de marzo de 2007

Bis

Todos sufrimos en este silencio que los siniestros rumores de la vida no pueden recubrir.
Ninguna palabra del hombre , ninguna palabra de dios. En el cielo que nadie contempla, donde las estrellas comentan en vano la brevedad de los milenios, no existe mas que el silencio de una insoportable ausencia.




algo feo

Amor o Muerte Parte I

Hasta este minuto he guardado la palabra que tantos esperan juntamente conmigo.
Palabras, todos los dias, a millares y millares brotan articuladas por las bocas rojas de los hombres: palabras hediondamente falsas y venenosas; palabras armoniosas, perversas, ridiculas, inutiles, infames. Pero la palabra con tantas ansias esperada no la hemos oido. ¿Quien ha pronunciado o escrito la palabra autentica, absoluta, que merece ser propalada a gritos?
Todos sufrimos en este silencio que los siniestros rumores de la vida no pueden recubrir. El clamor inmenso de las ciudades humanas lo presenta aun mas espantoso y profundo.
¿Quien recordara que el cuerpo del hombre posee un alma y que esta alma ha sido depositada a semejanza de la sal en la carne para impedir su putrefaccion? Estamos putrefactos. Toda la tierra se ha vuelto cubierta de huesos aridos. Millones de hombres solo en apariencia vivos, caminan entre millones de muertos mal ocultos a flor de tierra; huesos cubiertos de carne que se mueven sobre los huesos descarnados.
Ninguna palabra del hombre , ninguna palabra de dios. En el cielo que nadie contempla, donde las estrellas comentan en vano la brevedad de los milenios, no existe mas que el silencio de una insoportable ausencia.

jueves, 22 de marzo de 2007

El sayal

Aquella ciudad no era la ciudad. Aquella ciudad que veiamos no era la que queriamos. Aquella ciudad que tocabamos no era la que esperábamos. Debajo de la purpura queriamos ver el sayal. El sayal es lo que esta cerca de la piel y la piel es lo que esta cerca de la sangre. En la ciudad, la purpura mentía.
Salíamos a la calle y veiamos la púrpura; ibamos a los teatros, a las conferencias, a los conciertos: veíamos la púrpura; conocíamos en este mundo a muchos hombres, a muchas mujeres y tocábamos la púrpura. En el gobierno estaba la purpura y en la calle estaba la purpura. Purpura, purpura; las palabras eran purpura; los actos eran purpura.
Pero algo nuevo, eso, es decir, la realidad constante, la nueva ciudad -pensabamos- no debe aficionarse a la purpura. Un pais nuevo es un estado de ferviente rebeldia. Un pais nuevo debe ser claro, limpio de palabra, seguro de si y exacto como la fundamental juventud. Un pais joven que se aficiona a la purpura esta pronto a degradarse por dentro. Y el nuestro era un pais joven.
No, no queriamos esa purpura. Nos asqueaba esa purpura. Nos asqueaba. No nos dejaba dormir.
De noche, en la alta noche durante el insomnio del alba pensábamos, obsesos, en la ciudad ahogada por esa purpura, en la ciudad interior, ignorada y sacrificada; en la ciudad doliente que levanta los ojos de una expectacion sin queja al digno cielo austral; que es ta en silencio, en lo mas profundo, como cereal madurante en la troj, en lo mas minimo y recondito de la geografia nacional.
Noche y dia el mismo pensamiento, la misma preocupacion.
En medio de nuestras risas, gritos, charlas, de pronto, alguno se callaba. Permaneciamos entonces atentos a ese silencio.
Era como si dijieramos la misma frase, la misma interior oracion:
-¿Cuando vendra a la superficie la ciudad profunda, la sana, la que existe puesto que creemos en ella? ¿Cuando?
Nos quedabamos un rato inmoviles, perplejos, como bestias tristes.
Los angeles de la tarde movilizaban despacio sus nubes claras en el techo tranquilo de la capital.

domingo, 18 de marzo de 2007

Quiere

Que no midas cada paso
que no des pasos de más
que la abraces y la calmes
que la dejes descansar.

Quiere todo el tiempo para respirar
y que respires
tiempo para dar cuidar cuidarte
y que la cuides
tiempo para amar tu amor
amar su amor llamar armar
y amarte amor.

Que le des espacio y tiempo
que le cuentes tu dolor
que la amarres a tus besos
en el paladar de tu sabor.

Fijense ustedes

Y miren lo que son las cosas, porque
para que nos vieran,
nos tapamos el rostro, para que nos nombraran,
nos negamos el nombre, apostamos el presente,
para tener futuro, y para vivir (para vivir)
morimos.

el sueño de la razón produce monstruos

vi la caida
La película trata sobre los últimos días de Hitler. La máquina racional de la guerra con irracionales objetivos se hacen carne y sangre en el dolor de miles de alemanes que de victimarios pasaron a ser víctimas de la violencia y la locura basada en los deseos de un monstruo supremo: el Fuher alemán.Cuesta entender como algo así puede haber pasado y más cuesta entender que el odio racial fuera más fuerte que el deseo de supervivencia. Las palabras de Hitler en su testamento eran más o menos así "de lo que nunca me arrepentiré y dejo como legado al pueblo alemán es haberlo librado del la contaminación judeaica".Muchos critican la película porque se ve una faceta humana del dictador alemán. Yo en cambio creo que es una mirada inteligente.Entender que ese tipito con bigote gracioso, vegetariano y amante de los animales, pudiera ser sumamente amable con sus empleados mientras mandaba a asesinar millones nos hace reflexionar sobre los matices del comportamiento humano.

Nadie es 100 % algo. Y siempre vuelvo al Tao. Siempre hay Ying en el Yang y siempre Yang en el Ying. Buscando el equilibro vivimos, aceptando nuestras contradicciones internas.No creo que la búsqueda sea racional. Casi siempre prioricé eso, pero hay cambios y la inmutabilidad es improbable.Mientras tanto, para evitar convertirnos en monstruos, sigamos la razón de nuestros sueños.
Saludos,
Hernán.