jueves, 31 de julio de 2008

Coplas a la muerte de su padre.

Recuerde el alma dormida,
avive el seso y despierte
contemplando
cómo se pasa la vida,
cómo se viene la muerte
tan callando,
cuán presto se va el placer,
cómo, después de acordado,
da dolor;
cómo, a nuestro parecer,
cualquiera tiempo pasado
fue mejor.

Pues si vemos lo presente
cómo en un punto se es ido
y acabado,
si juzgamos sabiamente,
daremos lo no venido
por pasado.
No se engañe nadie, no,
pensando que ha de durar
lo que espera,
más que duró lo que vio
porque todo ha de pasar
por tal manera.

Nuestras vidas son los ríos
que van a dar en la mar,
que es el morir;
allí van los señoríos
derechos a se acabar
y consumir;
allí los ríos caudales,
allí los otros medianos
y más chicos,
y llegados, son iguales
los que viven por sus manos
y los ricos.

Ved de cuán poco valor
son las cosas tras que andamos
y corremos,
que en este mundo traidor,
aun primero que muramos
las perdemos:
de ellas deshace la edad,
de ellas casos desastrados
que acaecen,
de ellas, por su calidad,
en los más altos estados
desfallecen.

Los placeres y dulzores
de esta vida trabajada
que tenemos,
no son sino corredores,
y la muerte, la celada
en que caemos.
No mirando nuestro daño,
corremos a rienda suelta
sin parar;
desque vemos el engaño
y queremos dar la vuelta,
no hay lugar.

Jorge Manrique.
(fragmentos de los que más me gustan)

domingo, 27 de julio de 2008

Aflicción.

Yo soy quien mantiene inerte lo que me rodea,
conservo y creo la estructura que me dio
a aquellos que no están conmigo.
Me entregaron una dinámica pasiva,
con su puntualidad absoluta y su externa demanda excesiva.
Lanzaron me, sin otro punto de fuga, a la misma
Hostil estructura.
Exhalar, para que en cada suspiro, devuelva el aire
a esta atmósfera inundada,
y ellos respiren mi silencio cobarde. Y ellos respiren su parásito
Que me duerme