domingo, 3 de agosto de 2008

Mi palabra

No soy escritor ni literato mestizo. Yo soy indio. Un indio que piensa; que hace ideas; que crea ideas.
Mi ambición es forjar la fuerza creadora india de liberación; la ideología de mi pueblo en el subsuelo de esta estructura humillante.
Era solo; ahora seré millones. Vivo o muerto, lucida conciencia vital o hecho polvo, seré millones. Y haré pedazos a la infame muralla del silencio organizado con que me ha puesto cerco el imperialismo del capital y la latinoamérica del cholaje foraneo…Y llegará el día en que esa sociedad, aúlle de dolor y llore sangre por causa de mi palabra.
Cuando el pueblo de Latinoamérica conquiste el Poder de su determinación, de sus relaciones sociales y de su producción, y su vitalidad reinstaure su cultura, mi pensamiento será parte germen y abono de la Nueva Sociedad.
Ondulará la Whipala, el autentico estandarte de la Patria, al impulso del soplo huracanado de mi verbo.

La verdad es mi arma. La verdad, que es como un puñal de acero refulgente, no requiere ropajes de ninguna clase.
Cara al sol, tengo el santo deber de hablar la verdad desnuda. La verdad es la única cosa sagrada. En labios del impuro la verdad se mancilla. Y una verdad manchada carece de autoridad.
Yo tengo el derecho de decir la verdad en forma directa, cruda; de frente, cara a cara; que esto ¿es una procacidad? ¿Qué es procaz mi estilo?
No escribo para los oídos hipócritas del cholaje cipayo. Yo escribo para el pueblo de alma india.
Hay que meter el dedo en la llaga de una dignidad herida por cuatro siglos de humillación. Hay que barrenar, con hierro al rojo vivo, su corazón, hasta que partido en dos, eche oleajes de sangre. Hay que golpear su cabeza y su conciencia hasta que se conviertan en un volcán vomitando océanos de odio. Hay que rugir como un león hasta desatar la tempestad que hará polvo a esta sociedad mentirosa y criminal.
Porque solo así podemos sepultar la cavernaria “fobia racial” del cholaje blanco-mestizo, y la superestructura canalla del capital que nos desposee, que como una nebulosa encubre, la explotación esclavista de Latinoamérica india.

Y aquí, reproduciendo esa estructura, tenemos a un manojito del cholaje mestizo cipayo montado sobre millones de indios esclavos. La clase dirigente encima del pueblo, cerniéndose sobre él al punto de asfixiarlo con sus traiciones. Cholaje en función de lacayo sirviendo de rodillas a Europa y a Norteamérica. Y vendiendo a precio vil la Patria.

Destierro, panorama de la expropiación cultural:
Las juventudes del Asia, África y Latinoamérica, con la pesada carga de desdichas en la espalda y la conciencia sangrante de toda la tragedia de sus pueblos, se enfrentan al imperialismo capitalista que posee al consumo cual adicción y que monopoliza el individualismo cual resguardo de la propiedad injusta. Su lucha es una lucha sin cuartel. Su rebeldía tiene un faro: la liberación nacional.
La juventud debe escupir su asco y su desprecio a todo aquello que se importa de las naciones imperialistas.
¿Qué se te ofrece desde esa logica ajena?
Nihilismo en el pensamiento; abstracción jeroglífica en el arte; un “dios blanco” asesino en la religión. Porque en los hechos, Cristo no lleva a los hombres de las colonias al “camino de Dios”, sino al camino de la “fiera rubia”.
El occidente impera en el mundo e impone un sistema social individualista de propiedad privada y, por antonomasia, es propiedad individual, por tanto, guerra.
La píldora anticonceptiva, el psicodélico desenfreno alcohólico y sexual, la furibunda epidemia del hippismo y la insurgencia babélica, sin ningún ideal, de los estudiantes del mundo, son el fruto amargo de este sistema del occidente tétrico que llega a su ocaso.
Los de arriba, los del norte, ¿qué pensamiento ofrecen, cuál el arte que llena el corazón vacío de la humanidad? El Occidente hoy no ofrece ni pensamiento ni arte al hombre, devorado por sus tremendas necesidades insatisfechas. No tiene nada; no ofrece nada para “desarrollar” un pensamiento nuevo, para crear un hombre nuevo sobre la faz de la tierra.

Su industria es puro cambalache fenicio. Sus maquinas, sus productos químicos y sus técnicos, son nada mas que instrumentos de conquista y de robo. Sus modas de vestir y sus modas literarias, han llegado a tal grado de banalidad e insulsez, que ya no mueven ni conmueven a ningún pueblo de la tierra.
En estos achaques, en el caso nuestro por ejemplo, hoy nos roba a la luz pública nuestra historia, nuestro teatro, nuestro baile, nuestra música y hasta nuestras prendas de vestir.
Al final, con una desvergüenza de reptiles se han calado nuestro Iluchu y nuestro poncho. Hay que ver a gringos y gringas, a birlochas y birlochos lucir en sus bustos nuestro poncho como una gran novedad de última moda europea.

¿Y su universidad, es un instrumento de liberación? ¿Es un Ideal la Universidad?
Es una fábrica de profesionales que desembocan en organismos, de sustentación del sistema social. La universidad es la fábrica de donde salen los “doctores” y los “generales”. Los presidentes, los Ministros de Estado, los Embajadores, los “técnicos” del “desarrollo” industrial y militar; en una palabra, toda la planta burocrática con que cuenta el Estado ruin.
De la escuela a la Universidad, la juventud está sometida a un sistema de hierro. Tiene la nuca ahuecada por los planes de estudio al servicio del sistema dominante, y por el yugo de la dictadura: la “dictadura pedagógica”; organizada, impuesta y ejecutada desde las metrópolis de Europa y Estados Unidos.

La universidad es la maquina de domesticación, para que la juventud mansamente acepte el yugo de su explotación. Los padres desesperan porque sus hijos tengan cuanto antes un titulo profesional. ¿Para qué? Para que aumenten su propiedad, ensanchen su riqueza, sobrevivan asomando la cabeza mientras se apoyan en los hombros de los que aún continúan abajo.
El Estado desespera por un mayor número de técnicos; ¿para qué? Para afianzar el régimen. La juventud de nuestro tipo, que ha recibido afortunadamente la educación a la que solo pueden aspirar unos pocos, es el proletariado mas infeliz de nuestro tiempo, porque a diferencia de la clase obrera, tiene plena conciencia de su situación y destino.

Mientras la juventud y el pueblo no escupa su asco al sistema impuesto, reduzca a escombros la Republica cipaya y tome el Gobierno de su Casa de Estudios, no sentirá el beso de la libertad.
Seguirá -¡qué trágica paradoja!-luchando en defensa de sus cadenas de esclavo.

De sus carátulas revolucionarias, de sus infames rebeldias y cambios de orden y metodologia:
Las “revoluciones” de la alta clase, no son otra cosa que grotescos golpes de Estado. Descargas de la felonía más ruin, del hijo contra el padre y del hermano contra el hermano. Las “revoluciones” del cholaje no han sido otra cosa que una sucesión de parricidios y fratricidios impunes.
Cuando el pueblo engañado participa en estos Golpes de Estado, no lo hace por ideales, sino por una intoxicación de odio personal al ocupante de turno del Palacio “quemado”, y por la alucinación del botín; el que fue producto, a su vez, del asalto y saqueo de los bienes del penúltimo vencido…

La revolución India no será un Golpe de Estado. La revolución India será una revolución de otro género, de otra estirpe. La Revolución India será la resurrección de la conciencia, del sentimiento y de la voluntad del hombre nativo autóctono.
Será roja llamarada a lo largo del lomo de los Andes. Millones de corazones vomitarán como un volcán su odio. Millones de puños cerrados y millones de bocas esclavas gritarán: Libertad…
Una sola conciencia iluminará los espíritus. Una sola idea golpeará los cerebros. Un solo querer ígneo impulsará los corazones. Y una sola voluntad crispará los puños.
La Revolución India antes que nada será una revolución social; y una revolución de conciencias. Arderá en el cerebro mientras desciende a las manos. Primero será idea antes de ser colmillo y garra. Idea fija y obsesiva, antes de ser acto. Será la construcción de la convicción, mientras sea golpe.

Por eso la tarea previa de nuestra Revolución es la promoción de la justa convicción ideológica de pertenencia con los sectores, las clases y los pueblos desposeídos. Un intenso movimiento ideológico; un enfrentamiento impetuoso de la ideología india con la cultura occidental. Opondremos al imperialismo capitalista nuestra indianidad.
Y la indianidad no es una nebulosa ideología metafísica. No es una ideología osificada en las “Reales Academias de la Lengua y la Historia”, que despiden olores nauseabundos de tumba. No es eso. La indianidad a más de ser una ideología viva, es un Ideal. ¡El Ideal de un pueblo, de un Continente en marcha hacia la conquista de su Liberación!

2 comentarios:

Fiore Muñoz. dijo...

Ondulará la Whipala, el autentico estandarte de la Patria, al impulso del soplo huracanado de mi verbo.

Es increíble todo lo que tiene esa oración, sentimentalmente, emocionalmente, no sé. Es fuerte

Anónimo dijo...

Es muy bueno el texto. Me gusta sobre todo el último párrafo... porque es el que logra acercar todo lo anterior y abre el camino para que nos apropiemos de la indianidad... que hasta ese párrafo, debo decir que resultaba más marciana que otra cosa.

Pero eso, claro, porque soy una cipaya. ;)