domingo, 21 de octubre de 2007

Digame usted, cuarta parte- Amor o muerte- de cunclillas

Pero los hombres no tienen el coraje de renegar de si mismos. No se atreven a confesar que estaban sumergidos en el error ya antes de la creacion de la guerra, en el error aún hoy dia, en las innumerables guerra internas y civiles que no matan solamente los cuerpos. No quieren reconocer su error. Su error no comenzó con el primer cañonaso y los primeros asesinados, no fue en 1914 ; su primer error no ha sido la guerra. No ha sido un principio sino una conclusión. No fue el principio de la enfermedad, sino un gigantesco tumor reventado finalmente con una gran afluencia de sangre y de purupulencia, explosión que podria ser el principio de un retroceso del mal, el penultimo desahogo de la vetusta peste europea.
Ahora se dan cuenta, los hombres, de su enfermedad, saben que poseen, como decia Jacopone, "L'anema enfracedata", putrefacta. Comprenden que el mundo no puede seguir asi.
Y buscan desesperadamente un remedio, una curacion, una salvacion, un milagro. Pero no saben buscar. Acostumbrados desde siglos a no reconocer otra cosa que la presencia y la importancia de lo externo, de lo fisico, de lo visible, de lo material, ellos se dirigen , para descubrir la salud, hacia aquel mundo que para ellos es el unico mundo real.

Escuchen sus discursos- aun de aquellos que parecerían destinados a mantener y defender otros valores- y van a comprender que han cifrado sus esperanzas solamente en lo exterior.
Cambios de clases, desplazamientos de aristocracia, sustitucion de una dictadura por otra de proletarios, modificación de regímenes, de sistemas economicos, de codigos, de leyes, de ordenamientos y divisiones.
Hombres nuevos al puesto de viejos, hombres vacios en lugar de los ahítos, palabras rusas o inglesas en lugar de las latinas.

Hay quien cree que puede reforzar a los añosos Leviatanes mediante un barnizado rojo; quien pretende destruir todos los trampolines de los anciens régimes para fundar los nuevos edificios de las naciones a lo largo de las calles de la unica archimetropolis republicana y socialista; quien cree necesario asirse de los mitos masonicos, de los bastiones nacionalistas, de los sindicatos de la inteligencia, de los pilares de la autoridad. Un retoque a las tasas, una purificacion de la trampera representativa, una reforma liberal, una multiplicación de escuelas y de librerias, constituyen, para otros, especificos suficientes para producir el reflorecimiento de las rosas en las descarnadas mejillas de la humanidad convaleciente.

No se habla de otra cosa que de reformas y de constituyentes, de partidos viejos que rejuvenecen, de partidos nuevos ya decrepitos, de soviets y de consejos de fabricas, de sindicatos amarillos, blancos, negros y escarlatas, de tarifas y de participaciones, de trucos tributarios y de tierra prometidas, de utopias rejuvenecidas y demas literaturas.

El clínico y el observador desapasionado tienen derecho a sonreir ante este enfermizo afán de los medieculos de plaza, ante este cafarnaum de cataplasmas. El hombre de corazón, que sabe padecer, contempla con desesperado estupor como todos han permanecido, aun ahora, despues de una prueba de irrefutable claridad, en el clima mismo cuya maligna vegetacion provoco el desastre. 'Quieren cambiar', pero permanecen como eran. Cambiar el personal dominante y las leyes escritas, los metodos politicos y la distribucion de los bienes, pero permanecen todos, unanimemente, en lo mecanico, en lo puramente externo. 'Cambiar' sus posiciones de clase o de raza, pero no saben y no quieren cambiar los valores internos. Las cosas, pero nada cambiará mientras no se vean, desde el fondo, las almas.

Los valores hoy admitidos por todos, por los siervos y los patrones, por los bolcheviques y por los imperialistas, son siempre los mismos, los de antes, los valores creados en los ultimos siglos, los valores del Renacimiento, de la Reforma, de la Revolucion Industrial y de la Revolucion Proletaria- los valores modernos, ya abierta o implicitamente venerados por todos- .
Estos valores reconocidos por el mendigo y por el millonario, por el sacerdote y por el ateo, por Lenin y por Morgan, dominaban antes de la guerra, y son los que hacen proseguir las guerras que conducen a todas las catastrofes, a todas las destrucciones, a todas las revoluciones.
Lo Util, la Envidia, el ansia de Mando, de la Produccion, de la Comodidad, de lo Superfluo, han realizado lo restante. Hemos vivido hasta ahora en procura de la primacia de estos cuatro valores y hoy morimos por ellos y para ellos.
Para vivir hemos de tener el coraje de renegar de ellos. Hemos seguido a la Naturaleza y nos hemos equivocado. Hemos seguido a la razòn y a la ciencia y nos hemos equivocado. La prueba de nuestro error esta en la matanza y en dolor de ayer, en la desesperacion y en la desaparicion de hoy. Una civilizacion que lleva a tan espantosos efectos es una civilizacion que vive en el error, y esta fundad en el error.

No basta con cambiar los regimenes y los estatutos. Todos los males que padecemos, no provienen de lo externo sino de lo interno, no se originan unicamente de los demas sino de cada uno de nosotros, no de la materia hostil sino de nuestro espiritu que es mas inerte que la materia. A los valores modernos, a los valores homicidas que nos han ensangrentado hasta hoy las manos y nos han envenenado el corazon y manchado la vida, hemos de sustituirlos con los valores eternos, precisamente los contrarios de los valores reinantes. Cambiar la faz de la tierra y todas las constituciones, de nada aprovechará, nada significará, mientras no sea rejuvenecida y renovada el alma de cada uno de nosotros. Quien pretende lograr la salvacion fuera del alma, es un ciego guia de ciegos.









*considerar el concepto de 'alma', al leer este texto, sin el rigor eclesiastico conocido.

1 comentario:

Anónimo dijo...

....El hombre de corazón, que sabe padecer, contempla con desesperado estupor como todos han permanecido, aun ahora, despues de una prueba de irrefutable claridad, en el clima mismo cuya maligna vegetacion provoco el desastre. 'Quieren cambiar', pero permanecen como eran. Cambiar el personal dominante y las leyes escritas, los metodos politicos y la distribucion de los bienes, pero permanecen todos, unanimemente, en lo mecanico, en lo puramente externo. 'Cambiar' sus posiciones de clase o de raza, pero no saben y no quieren cambiar los valores internos. Las cosas, pero nada cambiará mientras no se vean, desde el fondo, las almas.

he mirado, he buscado, pero soy invisible. ¿puedes ayudarme?



Soy invisible. Los demás me ven pero yo no me veo.

Me portaré muy bien, a ellos les gusta. Hablan de mí.
Pero ¿dónde estoy?, no me veo, soy invisible.

Me portaré muy mal. Todos están preocupados.
Me habré perdido, estoy asustado, soy invisible.

Sé muchas cosas, puedo hacer muchas cosas,
He visto tantas cosas...menos a mí.

Soy invisible. Es inútil.
Me dicen palabras, yo digo palabras

Las palabras nombran las cosas, las dibujan
Las embellecen, las crean...

Sus palabras y mis palabras se cruzan,
No se tocan. Van dirigidas a otro.

Porque yo no estoy aquí.
Estoy solo.

Pronto se cansarán, no contarán conmigo,
Seré invisible también para ellos
Y me desvaneceré y descansaré
Y descansarán.